Valencia para Ciudad de Panamá, 4 de Octubre de 2.012
Buenos días a todos:
Me llamo José Luis Montesinos, y soy el Consejero de la empresa PI3NET Ingeniería, S.A.
Quiero agradecer a la organización del ARE Green Expo 2.012 la oportunidad que me brindan para poder dirigirme a todos vosotros y presentaros una visión, creo que particular, quizá políticamente incorrecta y espero que interesante sobre la sostenibilidad o sustentabilidad y sus implicaciones en el desarrollo de las ciudades y los puebles.
Entrado directamente en materia, para no perder más tiempo, empezaremos por centrar aquello de lo que queremos hablar. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a sostenibilidad? O sustentabilidad como suelen decir en este lado del Atlántico.
Bien, enteremos como sustentable o sostenible todo aquello que perdura en el tiempo de forma autónoma, por sí solo.
Por lo tanto, y hablando pues desde el punto de vista de las ciudades, entenderemos que una ciudad es sostenible o sustentable, siempre que perdure, o se adapte, si se prefiere un punto de vista darwiniano, atendiendo a tres líneas maestras, que se interrelacionan entre ellas estrechamente, y que conforman los tres ejes de la sostenibilidad.
En efecto, las ciudades, los pueblos, los países, el mundo, ocupa un lugar físico en el globo o en el propio universo, si nos referimos al propio planeta. Este lugar físico tiene unas características de terminadas, climatológicas, orográficas, toponímicas, etcétera.
Es evidente que una ciudad o población sin personas nos es más que un poblado fantasma, un hallazgo arqueológico, un continente vacío de contenido.
Finalmente, las interacciones entre las personas, con el medio, con las propias ciudades o entre ellas o los países, nos obligan a fijarnos también en la forma en que estas se producen y los recursos disponibles para las mismas.
Así es como se presentan y definen los tres ejes de la sostenibilidad o sustentabilidad: El lugar físico, que podemos llamar eje medioambiental, las personas que lo ocupan, que determinan el eje social, y las interacciones y los recursos, o lo que es lo mismo, el eje económico.
Parece lógico que sin un lugar físico habitable, personas que lo habiten e intercambios de recursos no puede existir una ciudad o un país.
No es lo mismo ser autónoma que estar aislada del mundo que existe alrededor. Es evidente que las ciudades necesitan interactuar con otras ciudades o países. De la misma forma que es imposible concentrar todos los recursos necesarios para la vida, y más aun para la vida sostenible en un solo lugar. Por lo tanto existen intercambios de recursos entre ciudades, como los hay entre ciudadanos, de la misma ciudad, de otras y así hasta el infinito. Una variedad y tipología de intercambios de recursos que en el extremo, yo diría, son tantos como pares de ciudadanos, ciudades y países existen, en cada momento determinado. Tendiendo a infinito, para que nos entendamos.
Parece pues, que ya tenemos centrado y definido, el objeto de estudio de esta ponencia, ciudades sostenibles o sustentables, en base al espacio, a las personas y a las interacciones e intercambios de recursos.
Profundicemos un poco más en cada uno de los ejes y empezaremos por el que primero hemos nombrado, por ser el más evidente cuando se trata de hablar de sostenibilidad o sustentabilidad. El eje medioambiental, el lugar físico. El ecosistema.
Creo que no me equivoco si digo que es en lo primero que pensamos todos cuando oímos o hablamos de sostenibilidad o sustentabilidad. Inmediatamente asociamos el concepto sostenible o sustentable con el medio ambiente, y es cierto que así es, pero no es exacto o único, si así lo hiciéramos estaríamos tomando la parte por el todo.
Cuando hablemos de eje medioambiental estaremos englobando las actitudes y comportamientos que nos llevan a construir un lugar habitable en el que vivir hoy, que además debe de serlo en el futuro. ¿Cómo? Pues aplicando criterios bastante conocidos, por aquello de que es el eje más asociado a sostenibilidad o sustentabilidad, como pueden ser, por ejemplo las 5 Rs. Reutilizar, reciclar, reducir, rechazar y reformar. Son criterios ampliamente conocidos y fácilmente comprensibles.
El segundo eje que nos compete es el eje social, el de los ciudadanos, el de aquellos llamados a tener las actitudes y comportamientos que antes mencionábamos. Los ciudadanos son aquellos que han sacar todo esto de la sostenibilidad o la sustentabilidad adelante. Somos, todos nosotros, los que soportamos el peso de la acción sostenible o sustentable.
Somos conscientes y por lo tanto interactuamos con el entorno, entre nosotros, en las infinitas formas que antes mencionábamos, viniendo de diversos lugares, con distintas motivaciones, para mantener el mandato biológico de perpetuar la especie. Especie que debe vivir en un lugar con unas características determinadas y con una cierta capacidad de adaptación. Nunca lo olvidemos. Siendo nos preocupamos y ocupamos de que el mundo, nuestras ciudades sean habitables hoy y en el futuro. De hecho aquí estamos hoy pensando y debatiendo sobre este extremo.
Además y de la misma forma que podemos catalogar los recursos naturales en distintos tipos, podemos catalogar y definir distintos recursos humanos. Las personas tenemos distintas capacidades y motivaciones, que nos hacen buscar la forma de ganarnos la vida, por utilizar la expresión coloquial, de distintas formas. Lo cual implica que si nuestra ciudad tiene que ser sostenible o sustentable, deberemos contar con los recursos humanos suficientes para satisfacer las necesidades medioambientales y sociales. Ser capaces por lo tanto de completar las interacciones infinitas de forma eficiente.
Debemos pues ser conscientes de las necesidades de formación y capacitación de nuestros ciudadanos. Ellos son los que han de llevar a la ciudad a la sostenibilidad o sustentabilidad de forma exitosa. Y deberán ser conscientes de ello. Y estar preparados. Y ser capaces de interactuar para que los recursos se asignen de forma eficiente.
Por último tenemos el eje económico. En general si los dos primeros se centran en los recursos naturales y humanos, este se centrará en los recursos financieros.
En efecto, las infinitas interacciones que pueden surgir entre personas, ciudades y países, y por qué no, pongamos un punto de ciencia ficción interacciones entre planetas, a lo largo del tiempo, sean del tipo que sean se miden en base al estándar que llamamos dinero. Como no contamos con todos los recursos naturales en todas las ciudades, o incluso en poblaciones pequeñas tampoco tendremos recursos humanos suficientes, tendremos que traerlos, comprarlos, intercambiarlos por dinero.
En las grandes ciudades podemos encontrar abundantes recursos humanos que deben ser abastecidos con comida y energía que se obtiene en otros lugares como el campo, las minas, un salto de agua, donde quizá lo que se necesita son recursos humanos preparados o tecnología suficiente para obtener energía.
Todos estos intercambios se realizan con una vara de medir que es el dólar, el euro, el balboa, el colón, etc.
Por lo tanto, y tan importante como los otros dos ejes de la sostenibilidad o sustentabilidad es el eje económico o financiero.
Resumiendo pues esta primera parte, las ciudades son un conjunto formado por lugar, personas e intercambio de recursos, que serán sostenibles y perdurarán en el tiempo en tanto en cuanto sean capaces de gestionar estos tres aspectos de forma conjunta y eficiente.
Bien, y llegados a este punto, ¿qué podemos hacer, nosotros, personas, eje social, en cada uno de los ejes para alcanzar efectivamente la sostenibilidad o sustentabilidad? ¿Qué estrategias hemos de seguir?
Empecemos de nuevo por el principio, el eje medioambiental, que como parece es el más fácil, al menos en teoría, por ser el que más fácilmente tenemos en nuestro pensamiento.
Hemos hablado de aplicar las 5 Rs.
Reducir el consumo de energía o de otros recursos. Reciclar, la basura, que puede a su ver ser fuente de energía, utilizando contenedores separados para vidrio o cartón, reformar aquello que sea reparable y reutilizarlo o darle un nuevo uso. Rechazar aquellos materiales poco respetuosos con el medioambiente, siempre que sea posible.
Se trata pues de utilizar en definitiva sistemas más eficientes que los que tenemos en la actualidad. Y de los que hay múltiples ejemplos prácticos.
Alumbrados público tipo LED con menor consumo. Aplicaciones de alta tecnología, como la domótica, que nos permiten racionalizar el consumo agua o de energía. Pavimentos que absorben los golpes y los transforman en energía. Plantas de generación de energía mediante biomasa donde podemos convertir los residuos urbanos en materia prima. Plantas de reciclaje. Programas de reutilización, incluso por qué no, tiendas de segunda mano de ropa, que le dan varios usos a la misma.
Se trata pues de alargar al máximo la vida de los productos, buscando que los residuos se conviertan en materia prima para algo nuevo y minorar el consumo de energía, y por lo tanto de recursos naturales.
En cualquier caso, todos tenemos en mente más de una forma en la que debemos comportarnos para ser respetuosos con el medio ambiente.
Por lo tanto creo que es mejor incidir en otro aspecto que presenta la segunda parte de la diapositiva. Por el momento, desde que hemos comenzado, no hemos mencionado al gobierno, a la administración, a la alcaldía. Hasta ahora las personas eran, son, ciudadanos. Por supuesto esto ha sido de forma deliberada.
Desde mi punto de vista la sostenibilidad tiene que ver poco con programas estatales y mucho con ciudadanos, con empresas, con gestión innovadora y con creatividad.
Creo sinceramente que muchos de nosotros, ciudadanos al fin y al cabo, estamos concienciados y queremos colaborar en tener un mundo más sostenible o sustentable, al fin y al cabo es cuestión de supervivencia, pero ¿tenemos posibilidad real de hacerlo? ¿Podemos reciclar porque tengo recogida separada en mi ciudad? ¿Si no es así, por qué no lo hago yo por mi cuenta? ¿Incrementamos los costes de gestión de mi ciudad por ocupar un lugar más “verde”?
Según he venido desgranando poco a poco, la sostenibilidad o sustentabilidad desde mi punto de vista se fundamenta en el eficiente intercambio de recursos de todo tipo.
Hasta ahora no había nombrado a la administración, pero ¿es la administración eficiente en el intercambio de recursos y por tanto quien debe asignarlos?
Yo creo que no. Somos los propios ciudadanos los que tenemos la obligación, los que debemos y podemos, de forma individual o como empresas, asociándonos o en la forma que sea, comenzar a participar y a diseñar estrategias para crear ciudades sostenibles. La administración no crea, los ciudadanos somos creativos, creamos tecnología, adaptamos la gestión, somos conscientes… Somos pues los que debemos ocuparnos de que nuestros intercambios de recursos sean eficientes. Será la administración la que debe favorecer que esto ocurra, acaso vigilando y coordinando, acaso fomentando la participación ciudadana.
¿Y dónde ha de participar cada uno? Pues en el ámbito que domine, evidentemente. En el que sea más eficiente. Todos los recursos humanos en la industria, en la generación de energía, en el transporte, etc son necesarios y deben tenerse en consideración, las personas y los conjuntos de ellas, empresas u otro tipo de asociaciones son el pilar. El soporte.
¿Cómo actuamos en el eje social para tener una ciudad sostenible? Nuestra ciudad deberá ser atractiva para que la gente viva, o al menos deberá ser fácil el intercambio con ella. Así es la forma mejor de asegurarnos recursos humanos para nuestra ciudad sostenible.
En este sentido, parece atractivo el tener bajos impuestos, que facilitan el intercambio, que permiten tener renta disponible para, por ejemplo rechazar combustibles fósiles baratos pero más contaminantes.
Es evidente que deberá haber trabajo disponible. Poco desempleo. O como está ocurriendo en mi país, ocurre en tantos otros, la gente emigra, se marcha. Mermando los recursos.
Si miramos estadísticas de organismos mundiales esto se cumple en lugares con mayor libertad económica, con poca intervención estatal. Lo que nos vuelve a poner de relieve el papel secundario de la administración y primordial de la ciudadanía, de la sociedad civil.
Nuestras ciudades deber ser atractivas, con características en positivo, integradoras de las personas, que llamen la atención y muevan el deseo de vivir en ellas. En el otro lado, ciudades fantasma. Ruinas arqueológicas.
¿Y que hacemos con la administración? La palabra es catalizador. La administración debe ser el foro, el punto de encuentro. El facilitador que permite las actitudes positivas, sostenibles y sustentables de sus ciudadanos. Mueve al acuerdo y a la coordinación. Si nuestros ciudadanos ya comienzan a estar concienciados no impidamos que actúen de forma responsable, de forma sostenible y sustentable, por una mera cuestión de poder, de legislación o de costos.
Con lo mencionado hasta el momento es fácil concluir, respecto a lo que se refiere al eje económico, que los intercambios de recursos deben hacerse de forma correcta y adecuada. Eficiente.
Y aquí enumero cuatro estrategias que han de seguirse para que esto sea así. Los proyectos, entendidos estos como actuación sostenible o sustentable compleja, deben realizarse bajo un plan de negocio claro y completo, bien estructurado. Que me diga de donde obtengo los recursos y que otros recursos retorna, los beneficios.
No podemos convertir los proyectos, por muy medioambientalmente responsables que sean en pozos sin fondo que consumen recursos humanos o financieros. Eso no es sostenibilidad o sustentabilidad.
Las actuaciones, los proyectos sostenibles o sustentables necesariamente han de ser viables económicamente.
Una ciudad sostenible será aquella formada por un conjunto de ciudadanos responsables, que llevan a cabo un conjunto de actuaciones sostenibles que pueden perdurar en el tiempo o adaptarse a las circunstancias.
Si destinamos recursos económicos, dinero al fin y al cabo, a proyectos que no me generan otros recursos: energía, minerales, dinero, ahorro de tiempo,… Estoy malgastándolos y no los tengo disponibles para cambiar mi viejo coche a gasóleo por uno eléctrico. Da igual que lo haga una empresa que la administración. Si esta última, malgasta recursos suben los impuestos y al final, sigo con mi viejo coche a gasoil.
No debemos subvencionar, pues para dar ese subsidio, debemos obtener recursos extra del bolsillo de nuestros ciudadanos, que son los que soportan el peso de todo esto, a base de impuestos o tasas. Si hemos seguido el hilo de la ponencia, la administración no debe ser la principal actora en la asignación de recursos, por lo tanto, no debe darse este supuesto de las subvenciones.
El efecto perverso de las mismas está en España, donde se había creado una floreciente industria de energías renovables, a base de subvención, y con una coyuntura económica negativa, se ha venido a bajo, creando importantes bolsas de paro. Los proyectos se sostenían, se sustentaban en la subvención. Lo cual implica el cambio de recursos de forma ineficiente. Las consecuencias han sido devastadoras.
La administración mundial no se pone de acuerdo con Kyoto, con Rio 20, etc. ¿Debemos fiarno nuestro futuro a eso? Yo creo que no. Debemos desde la sociedad civil promover la sostenibilidad de la ciudad como la suma de nuestras sostenibilidades particulares, obligando a la administración simplemente a quedar en segundo plano.
Por lo tanto, y con esto finalizo, las ciudades sostenibles serán aquellas en las que los recursos, naturales, sociales y económicos interaccionen de forma eficiente.
Y para esto contamos con la creatividad y las nuevas tecnologías. Somos nosotros ciudadanos los responsables de esto, y no lo podemos dejar en manos de terceros.
Muchas gracias.